Crítica: 'Dramaworld' o la simplicidad para crear un buen producto.
- Josep L. Cardo
- 13 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Nadie a quien le preguntes conocerá 'Dramaworld'. No hace falta que os esforcéis, puesto que 'Dramaworld' es una serie desconocida para el gran publico, pero no por ello menos buena.

La produce la compañía de servicio Online Vix (Un netflix pequeñito). La serie está protagonizada por Liv Hewson, quien podemos ver en Santa Clarita Diet, junto a algunos actores que realmente protagonizan los k-dramas que la serie parodia.

Dramaworld tiene una premisa muy sencilla como exagerada: una chica amante de los doramas coreanos queda atrapada en el mundo de los 'dramas', donde las historias de las series cobran vida. Atrapada en Dramaworld, conoce al misterioso camarero Seth Ko, quien llegó a la serie desde el mundo real y le enseña como navegar en el mundo de drama, siendo ellos quien deben reorganizar lo que ocurre con los personajes dentro de 'DramaWorld' para que la cosa no se desmadre.

Partiendo de la base de que 'Dramaworld' no se trata de ninguna superproducción ni está en ninguna cadena de gran presupuesto, nos enfrentamos a una serie de 10 minutos por episodio (aunque algunos llegan a 17) donde la comedia es gran parte de lo que nos encontramos, junto a muchísimas referencias a las convicciones de género de los dramas coreanos. Lo cierto es que me encontré con esta serie por casualidad y le di una oportunidad.

Al ser un producto exageradamente ligero y sin pretensión alguna, entra muy bien. Tanto que se convierte rápidamente en un producto de consumir y olvidar y donde su mejor baza es cuando se autoparodia. y ahí es cuando funciona a la perfección: Cuando no se toma en serio a si misma. Claramente, es una serie que en más de una ocasión llega al absurdo y está manufacturado a la perfección para el público que se traga día si y día también k-dramas, llegando a jugar todo el rato con las situaciones que se viven en este tipo de serie.

Recomendable sobretodo para fans de los k-dramas y lo oriental en general. Tan divertida y simpática como olvidable.
Lo mejor: El metacine que se mete a cada segundo, como juega con las convicciones de género.
Lo peor: Un producto de consumir y olvidar.
Nota: 6/10
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